Sus costas han sido escenario de alguna película de James Bond, aquel agente 007 famoso por beber siempre “vodka Martini, mezclado, no agitado”. También las revistas del corazón han llenado sus páginas de fotos de sus villas, como cuando George Clooney decidió rubricar su amor por Italia con la compra de Villa Oleandra.
Lo
cierto es que hace tiempo que hemos visto imágenes del lago de Como, lo sepamos
o no. Y probablemente hayamos oído hablar de muchos famosos que han decidido
vivir o pasar sus vacaciones en las villas que rodean sus aguas. Pero quizá
pensemos que hace falta ser actor, cantante o millonario (o una mezcla de los
tres) para poder disfrutar del lago de Como. Y es ahí donde estará nuestro
error.
No
hacen falta millones para disfrutar de las aguas del lago de Como, y hay formas
de pasar unos días visitando sus pueblecitos sin necesidad de dejarnos en ello
todo nuestro sueldo. En este post veremos cómo.
¿Te
apetece visitar el lago de Como? Pues sigue leyendo y… ¡No te Olvides el
Pijama!
"Cuando escribas la historia de
dos amantes felices, haz que ocurra en el lago de Como"
(Franz
Liszt)
La
pequeña ciudad de Como está situada a menos de una hora de distancia de la
bulliciosa Milán, desde donde parten casi todas las visitas y excursiones al
lago de Como. La cercanía de los Alpes no impide que la zona sea razonablemente
cálida, es más, estas cordilleras sirven de abrigo al tercer lago de Italia en
extensión, situado en la región italiana de la Lombardía, ya lindando con el
cantón suizo de Ticino.
Pero
no debemos dejarnos engañar por lo poco que hemos tardado en llegar desde
Milán. Cuando abandonemos la ciudad de Como y empecemos a recorrer el lago
debemos veremos cómo los kilómetros se hacen cada vez más largos y las prisas
de la “autostrada” se convierten en curvas de pequeñas carreteras regionales. A
cambio, seremos recompensados con unas vistas maravillosas y con pueblecitos
donde nos querremos quedar para siempre. Vale la pena, ¿no?
El
lago de Como tiene una forma peculiar. Algo así como una Y invertida. Los
italianos, que para estas cosas siempre han sido muy poéticos, dicen que tiene
la forma de un hombre, con sus piernas en Como y Lecco, su nariz en Domaso y
sus posaderas en Bellagio. Sea como fuere, no tiene una forma redonda que haría
las delicias de quienes adoran los recorridos circulares, sino que nos obliga a
pensar en formas alternativas para nuestro recorrido. Y ese es parte de su
encanto: obligarnos a improvisar y descubrir que, a la hora de planificar una
ruta en un mapa, existen muchas más formas que la circular.
De
hecho, os propongo una ruta con forma de “ocho”, que nos permitirá visitar no
solo los pueblos de las distintas orillas, sino también cruzar el lago para ver
los paisajes desde el agua. El recorrido está pensado para hacer en coche. Me
consta que la mayoría de los pueblos del lago están interconectados por redes
de autobuses, pero quienes me conocen bien saben que me gusta conducir y me
atrae la libertad de viajar en tu propio coche, por eso las indicaciones de
esta ruta están orientadas a ese medio de transporte.
Comenzamos
nuestra visita en la ciudad de Como, uno de los núcleos más poblados del lago.
Esta localidad, situada cerca de una antigua ciudad romana, es famosa por su
catedral, de arquitectura gótica y decoración renacentista, y por ser la puerta
de entrada al cantón suizo de Ticino al encontrarse en la ruta entre Milán y
Lugano (que ya visitaremos más adelante…).
Tomamos
la ruta que va a Cernobbio, y veremos que, ya desde las afueras de Como, nos
vamos encontrando con pequeñas (y no tan pequeñas) villas que adornan el
camino. Circularemos con la orilla del lago a nuestra derecha y, desde el primer
kilómetro, tendremos la tentación de parar para hacer fotografías. Llevad
preparada una buena tarjeta de memoria para vuestra cámara, porque las vistas
son geniales y, si no encontráis huecos para aparcar y hacer fotos, esperad a
llegar a Cernobbio.
En
Cernobbio se pueden visitar dos villas muy conocidas: Villa d’Este y Villa
Erba. Construido en el siglo XVI sobre lo que, hasta ese momento, había sido un
convento de monjas, Villa d’Este es un imponente palacio que sirvió de
residencia del cardenal Tolomeo Gallio. Tan importante, o más, que el propio palacio,
son los jardines de orden renacentista que lo rodean. Actualmente es un lujoso
hotel perteneciente a la cadena Leading Hotels of the World.
Villa
Erba es un edificio de finales del siglo XIX que fue propiedad de Carlo Erba,
un importante empresario farmacéutico de la época. También aquí los jardines
son dignos de mención, y actualmente sirve como palacio de congresos.
Siguiendo
la ruta atravesaremos el bonito pueblo de Laglio. Allí se encuentra la famosa
Villa Oleandra, ¿os suena? Es la villa que compró George Clooney cuando decidió
que su lugar estaba en Italia y dijo aquello de “me di cuenta de lo hermosa que
era la vida en Italia”. No se puede visitar, pero quién sabe, quizá podamos
encontrarnos con George Clooney paseando por los alrededores, ¿no os parece? Y
si no tenemos suerte, no pasa nada, el pueblo de Laglio merece igualmente una
visita.
Más
adelante, a la altura de Ossuccio, nos encontraremos con Isla Comacina, la
única isla del lago de Como. Quienes habitaban esta isla allá por el siglo XII
tuvieron la (mala) idea de ponerse de parte de Milán en la llamada Guerra de
los Diez Años. Como represalia por aquello, el ejército de Como prendió fuego a
la isla y provocó la fuga de sus habitantes a Varenna, en la otra orilla del
lago. Federico Barbarroja, a las órdenes de dicho ejército, prohibió que se
volvieran a edificar en la isla Comacina casas, iglesias o fortalezas, “bajo
pena de muerte violenta”. Y desde entonces pende sobre la isla un halo de
leyenda, una maldición que – según cuentan – se cebará sobre quien pretenda
saltarse esa prohibición. Han sido muy pocos los que se han atrevido a habitar
en la isla, y menos aún quienes han logrado edificar algo en ella. Por algo
será, ¿no?
Más
adelante nos encontramos con el bonito pueblo de Lenno. Por cierto, tened en
cuenta el Hotel Lenno a la hora de pensar en vuestro alojamiento. Es un hotel
muy agradable y situado en un sitio inmejorable, justo a la orilla del lago.
![]() |
Fachada del hotel Lenno |
A
pocos kilómetros de allí encontraremos Tremezzo y la famosa Villa Carlotta, un
bello conjunto de palacio y jardines que empezó a construirse en el siglo XVII
y que hoy en día alberga un conocido museo de arte. Arte y un enclave
maravilloso, una fantástica combinación que hace de Villa Carlotta una visita
muy especial.
Desde
el pueblo de Cadenabbia tomaremos un barco que nos permitirá, por una parte,
llegar a Varenna y conocer la otra orilla del lago y, por otra, tener una
perspectiva diferente de los pueblos de alrededor. Desde el agua apreciaremos
detalles muy difíciles de captar desde la otra orilla, y eso hará de una simple
travesía en barco un bonito crucero por el lago.
La
navegación por el lago de Como es algo muy frecuente y bien organizado. Existen
varias rutas (ver horarios aquí) y permite reducir sensiblemente los tiempos de
trayecto entre ambas orillas. Además de las vistas, claro. Casi todos los
barcos permiten llevar coches a bordo, y no hace falta reservar los billetes
(si no hubiera sitio en uno de los ferries, basta con esperar al siguiente).
No
os perdáis la llegada en barco al bonito pueblo de Varenna. Para mí, Varenna es
uno de esos pueblos que ganan con la distancia. De cerca no se aprecia del todo
lo bonito que es, pero llegar a él desde el agua es realmente precioso. Una vez
en Varenna os propongo un paseo junto al lago, por el camino que llaman passeggiata degli innamorati.
En
este punto, dependiendo del tiempo de que dispongáis, os propongo dos
alternativas: si no tenéis mucho tiempo, podéis tomar de nuevo el barco hacia
Bellagio, y desde allí continuar la ruta “larga” que os propongo; si tenéis
tiempo y os apetece seguir rodeando el lago, os propongo circular hacia los
agradables pueblecitos de Dervio, Olgiasca (interesante la abadía de Santa
María di Piona) y Colico Piano, siguiendo siempre la orilla del lago.
Si
siguiésemos hacia el norte, llegaríamos al lago de Mezzola y, más al norte
todavía, al precioso cantón suizo de los Grisones. Pero ese viaje merece, por
sí solo, un post, ¿no os parece?
Seguimos
entonces por la orilla del lago. Así, tranquilamente, podremos tener nuevas
perspectivas del lago desde pueblecitos como Domaso, Calozzo o Acquaseria. Hay
que conducir atentos para localizar rápidamente los huecos de los miradores y
poder hacer buenas fotos, porque la carretera no es muy ancha y, sobre todo en
verano, suele tener bastante tráfico.
Y
llegamos a otro pueblo encantador: Menaggio. Merece la pena darse una vuelta
por la orilla del lago, por lo que los italianos llaman el lungolago (siempre me hizo gracia esa palabra, sería el equivalente
a “paseo marítimo”, pero en lago) y, si procede, comer o cenar en alguno de sus
restaurantes con vistas.
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Bellagio, desde el lago |
Y
desde allí tomaremos el barco hacia otra de las perlas del lago de Como: el
bonito pueblo de Bellagio. Mientras avanzamos en el barco, nos daremos cuenta
de que ya hemos visto (de lejos) este pueblo, concretamente durante el trayecto
entre Cadenabbia y Varenna. Pero ahora lo veremos desde tierra firme y, una vez
más, decidiremos si tiene más o menos encanto que desde el agua. En Bellagio no
hay que perderse las preciosas Villa Serbelloni y Villa Melzi.
Una
vez nos despidamos de Bellagio, os propongo avanzar por la orilla del lago
hacia la ciudad de Como. Atravesaremos localidades como Lezzeno, Nesso o Torno,
donde tendremos nuevas perspectivas del lago y veremos, desde la otra orilla,
los pueblos que visitamos al principio de nuestro recorrido.
Y
finalmente la ciudad de Como aparece como final de nuestro recorrido. Desde
allí quizá tengamos que acercarnos a alguno de los aeropuertos de Milán (Linate
o Bérgamo) para volver a nuestras casas, o quizá tengamos más suerte y podamos
continuar nuestro viaje por otras tierras. En cualquier caso, estoy seguro de
que las imágenes, olores y sabores del lago de Como habrán quedado en nuestra
memoria.
Espero
que hayáis pasado un buen rato leyendo este post, y espero también vuestros
comentarios, ideas y sugerencias.
¡Hasta
pronto!
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