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Puente Vasco da Gama, una de las entradas a Lisboa |
Continuamos
ahora nuestro recorrido por la capital portuguesa utilizando uno de los medios
de transporte más conocidos de la ciudad: el tranvía.
El
tranvía – denominado elétrico – nos
transportará a través de barrios como Belém o Alfama, nos acercará a la cuna
del fado y nos acercará al epicentro de la repostería lisboeta.
Si
te gustó el paseo por Lisboa que comenzamos en el post anterior, no te pierdas
esta continuación.
¿Seguimos
andando por Lisboa?
Pues…
¡no te olvides el pijama!
Tomamos
el tranvía en el punto donde dejamos el recorrido anterior: la Praça do
Comércio. Esta imponente plaza junto al río Tajo, que fue entrada ilustre de la
ciudad, servirá para retomar nuestro recorrido. Pero esta vez lo haremos de un
modo más original (y cómodo): en tranvía.
Desde
la Praça do Comércio tomaremos el elétrico
número 15E en dirección Algés. El recorrido de este tranvía nos llevará por
puntos imprescindibles para el visitante, como el Monasterio de los Jerónimos o
la Torre de Belém.
El
recorrido que haremos en tranvía será de aproximadamente 30 minutos. Una de las
primeras paradas es la del Cais do Sodré.
Desde aquí se pueden tomar barcos para cruzar el río (barcos denominados
popularmente cacilheiros por ser
Cacilhas su punto de destino) y visitar, una vez al lado del río, el Monumento de Cristo Rey. Para ello, ya
desde el puerto de Cacilhas, tomaremos el autobús 101.
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Monumento de Cristo Rey |
El
Monumento de Cristo Rey es una impresionante estatua que puede verse desde gran
parte de Lisboa y que, a su vez, cuenta con una plataforma panorámica (a 80
metros de altura) que ofrece unas vistas increíbles sobre la ciudad de Lisboa.
La
estatua de Cristo Rey que visitamos tuvo como origen la visita a Brasil, en los
años 30, del entonces cardenal-patriarca de Lisboa. Quedó tan impresionado con
la estatua de Cristo Rey que hay en Río de Janeiro que quiso una para Lisboa.
Pero no sería hasta mediados de los años 50 cuando se construyó la de Lisboa.
De este modo, se construyó allí el santuario dedicado al Sagrado Corazón de
Jesús, en agradecimiento a que Portugal no sufriera los terribles efectos de la
Segunda Guerra Mundial.
La
visita a Cristo Rey merece la pena, especialmente si el tiempo es bueno. Las
vistas de Lisboa desde allí son inigualables.
Si
hemos permanecido (o retomado) nuestro trayecto en el tranvía 15E, a mitad de
recorrido encontraremos el Puente 25 de
Abril. Es posible que esta imponente estructura nos recuerde al Golden Gate
de San Francisco. Y esto tiene su sentido: el Puente 25 de Abril fue construido
por la misma empresa. Su altura de 70 metros sobre el nivel del río y los más
de 2 kilómetros de vacío que salva hacen de este puente, que cuenta con paso
para coches y trenes, una estructura digna de ver y fotografiar.
Tanto
si pasamos por el puente en coche (por ejemplo, viniendo desde España por
Extremadura, o de camino hacia el monumento de Cristo Rey) como si lo hacemos
paseando por debajo de la estructura, escucharemos un sonido muy característico
de este puente, que es debido al paso de los coches por encima de rejillas
metálicas que tiene en alguno de sus carriles.
Un
buen lugar para admirar con calma la estructura del Puente 25 de Abril es lo
que se denomina las Docas. Las Docas son antiguos almacenes situados
bajo el puente que fueron reformados en los años 90 para configurar una zona de
restaurantes, bares y discotecas. La zona ha experimentado variaciones en
cuanto a moda y popularidad, pero sigue siendo un buen lugar para contemplar la
grandeza de este puente.
La
siguiente parada interesante es el Monasterio
de los Jerónimos. Clasificado como monumento nacional, la construcción de
este monasterio comenzó a inicios del siglo XVI, concretamente bajo el reinado
de D. Manuel I. Por ello, la arquitectura de este monasterio se encuadra dentro
de lo que ha venido a denominarse “estilo manuelino”.
La
época de expansión marítima de Portugal, con conquistas importantes como la de
Ceuta, las Indias o la costa africana, hicieron de la zona del Restelo (donde
está situado el actual monasterio) un importante centro de producción naval y
de comercio marítimo. Y ese fue elegido por el rey D. Manuel I para su
construcción.
El
Monasterio de los Jerónimos siempre estuvo muy vinculado a la casa real
portuguesa. Es una suntuosa obra que pudo ser costeada gracias a los
importantes ingresos que acarreó el comercio con Oriente. A lo largo del siglo
XIX se produjo en Portugal un período de desamortización de bienes de la
Iglesia, y el Monasterio de los Jerónimos fue entregado a la Real Casa Pía de
Lisboa (institución inicialmente dedicada a la acogida y educación de
desfavorecidos), que ocuparía los claustros hasta 1940. En esta época se perdió
gran parte del patrimonio del monasterio pero, aun así, su belleza es
impresionante. Definitivamente es una visita que no os podéis perder.
Si
nos dirigimos hacia el río, veremos uno de los monumentos más representativos
de Lisboa: la Torre de Belém. Al
igual que el Monasterio de los Jerónimos, está clasificada como Patrimonio
Mundial por la UNESCO. Fue construida entre 1514 y 1519, también por orden del
rey D. Manuel I y, a lo largo de su vida, ha tenido diversos usos (sirvió de
aduana, de mazmorra…).
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Torre de Belém |
Esta
construcción de estilo manuelino, mezcla de torre del homenaje medieval y
baluarte moderno, es una de las estampas más clásicas de la ciudad de Lisboa. A
su lado se encuentra el denominado Padrão
dos Descobrimentos, un monumento a los descubridores portugueses.
Como
curiosidad, el monumento actual no es sino una réplica del que se construyó en
1940, con motivo de la Exposición del Mundo Portugués. Tal fue el éxito de la
construcción inicial – que estaba fabricada con materiales perecederos – que se
decidió construir una réplica en piedra, que es la que se puede visitar
actualmente, y que fue inaugurada en 1960.
Desde
la plataforma de observación (accesible en ascensor) del Padrão dos
Descobrimentos se puede contemplar una interesante panorámica del Monasterio de
los Jerónimos y la Torre de Belém. Y desde allí divisamos también un destino
muy dulce: la fábrica de los Pastéis de
Belém.
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Pastéis de Belém |
La
fábrica de Pastéis de Belém conserva la receta original de los pastéis de nata, una receta que muy
pocas personas conocen. De hecho, se dice que solo hay tres personas que
conocen los detalles de la receta original, firman un compromiso de
confidencialidad para no divulgar su contenido y ¡no pueden viajar juntos en el
mismo medio de transporte!
El
origen de estos pasteles hay que buscarlo, lógicamente, en Belém. Allí, los
clérigos del Monasterio de los Jerónimos vendían estos dulces y, al cerrar el
monasterio entre 1820 y 1834, el pastelero del monasterio vendió la receta a un
empresario portugués que acababa de llegar de Brasil.
Desde
entonces, la venta de estos dulces se ha disparado. Hay pastéis de nata por todo el mundo, desde Portugal hasta Macao (antigua
colonia portuguesa). Pero al ser una marca registrada, solo los de esta
pastelería pueden denominarse pastéis de
Belém. Esta es, sin duda, una de las visitas más dulces que pueden hacerse
en Lisboa.
Después
de este rato goloso, volvamos al centro de Lisboa. Podemos tomar el tranvía 15E
hasta Cais do Sodré. Desde allí, nada más empezar la subida por la Rua do
Alecrim, encontraremos una sorpresa: la Rua Nova do Carvalho. A esta calle se
le denomina también Rua Cor-de-Rosa por el color con el que se ha decorado su
suelo. Merece la pena verla, es una decoración que no deja indiferente.
A
estas alturas del recorrido, una buena idea será dejar descansar piernas por un
rato. Será poco rato, pero si tomamos el Elevador da Bica, nos ahorraremos la
subida a uno de los miradores más conocidos de Lisboa: el mirador de Santa Catalina. Es un punto de reunión de gente joven y,
sobre todo, un punto desde donde admirar la ciudad.
Si
las fuerzas no nos fallan, podemos continuar nuestra subida hasta otro mirador
con encanto. El mirador de San Pedro de
Alcántara es quizá el más visitado de la ciudad, y ofrece unas vistas muy
completas (y románticas) de la ciudad. Todo el casco histórico de Lisboa queda
a sus pies, e incluso la parte nueva de la ciudad puede adivinarse desde allí.
¿Cuándo
visitar el mirador? Sin duda, al anochecer. Pero cuidado, que contemplar una puesta
de sol desde el mirador de San Pedro de Alcántara tiene un riesgo, y no es
precisamente pequeño: enamorarse para siempre de Lisboa. ¿Te atreves?
Continuamos
nuestro recorrido, quizá con la emoción de haber contemplado una gran puesta de
sol, y nos trasladamos ahora a la plaza Luis
de Camões. La estatua de Luis de Camões, uno de los grandes poetas
portugueses, está situada en el límite entre el barrio del Chiado y el Bairro Alto.
Esta plaza está animada durante todo el día, pero cuando cae la noche es quizá
el momento en que encuentra su apogeo. El motivo es la cantidad de bares y
zonas de fiesta que hay a su alrededor, especialmente en el Bairro Alto.
Vayamos
ahora a otro punto interesante de la ciudad: el café A Brasileira (Rua Garrett, 120-122). Esta cafetería rezuma aires coloniales
y, sobre todo, cuanta con un bagaje importantísimo en materia cultural. Fundado
en 1902, por él han pasado los mejores intelectuales portugueses, y ha sido
escenario de las mejores tertulias literarias y artísticas, especialmente tras
proclamarse la República en Portugal (5 de octubre de 1910).
Uno
de los “asiduos parroquianos” de este café y de otros de la zona era Fernando
Pessoa. De hecho, muy cerca de A
Brasileira, frente a Casa Havaneza
sigue sentada la estatua del poeta portugués más internacional de todos los
tiempos. Por cierto, un poeta (además de dramaturgo, filósofo y traductor,
entre otras actividades) con una personalidad y vida muy interesantes.
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Estatua de Fernando Pessoa |
Pero
nosotros seguimos nuestro camino, esta vez dejando descansar las piernas porque
vamos a ir en uno de los tranvías más clásicos de Lisboa: el elétrico 28. Desde la parada de Chiado, (un poco más abajo de A Brasileira,
por la calle Antonio María Cardoso), este tranvía nos llevará hasta la catedral
de Lisboa: la iglesia de Santa María la Mayor o, directamente, la Sé.
Consta
que Lisboa es sede de un obispado desde, al menos, el siglo IV. Pero entre los
siglos VIII y XII, la ciudad estuvo bajo el dominio musulmán, hasta que en el
año 1147 D. Alfonso Henriques reconquistó la ciudad. Fue entonces cuando dio
comienzo la construcción de un templo románico en este lugar (según dicen, el
que ocupaba la principal mezquita de Lisboa).
A
lo largo de los siglos, la Sé fue sufriendo modificaciones, algunas de ellas simples
modificaciones estéticas y otras alteraciones más graves, como fue el caso de
los daños sufridos en el terremoto de 1755. Yo que vemos ahora es la
reconstrucción de una catedral, que acabó en 1940 y es de estilo neogótico. Ya
no cuenta con un rosetón en su portada, como lo hacía antes de ese gran
terremoto, pero conserva una esencia que hace que sea digna de visitar.
Sea
a pie o de nuevo en tranvía, nos acercaremos al mirador de Santa Lucía. Desde allí tendremos a nuestros pies las
callejuelas del barrio de la Alfama, y podremos visitar la iglesia de Santa
Lucía, declarada monumento nacional.
Terminaremos
nuestro recorrido por Lisboa subiendo al Castillo
de San Jorge. Antiguo alcázar musulmán, de los tiempos en que Lisboa
pertenecía a la taifa de Badajoz, el castillo de San Jorge ha sufrido
importantes alteraciones y reconstrucciones a lo largo de la Historia.
Las
murallas del castillo de San Jorge han sido testigo de los episodios más dramáticos
de la historia de Lisboa: conquistas, reconquistas, luchas entre cristianos y
musulmanes, entre portugueses y castellanos… Pero también de episodios mucho
más agradables, como la recepción del navegante Vasco da Gama tras descubrir la
ruta marítima hacia la India.
Para
nosotros será también punto de observación de la ciudad. De todo lo que hemos
ido viendo y viviendo en ella. La abandonaremos en avión, tren, coche o barco,
pero es muy probable que, sin que nos demos cuenta, una parte de Lisboa se venga
con nosotros y no nos abandone jamás.
Espero
que te haya gustado este post y, por supuesto, ¡espero tus ideas y comentarios!
¡Hasta
pronto!
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Vista de Lisboa desde el Castillo de San Jorge |
Buenisimo post. Muy detallado y útil.
ResponderEliminarEstuve hace poco en Lisboa y el post describe la ciudad a la perfección
Gracias y enhorabuena!!!
Queremos más!!
¡Muchas gracias, Edu, me alegro mucho de que te guste!
EliminarPues habrá más, espero que os gusten los próximos posts!!!
Bueno, muy bueno!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, me alegro de que te guste!
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